Hace tiempo que no escribía, no por la ausencia de cosas alegres, simplemente porque no. Pero en estos días pasó algo hermoso, bello, emocionante. No sale en las noticias, no sale en horario Prime tipo programa de televisión, pero sí en un blog donde se destacan las cosas alegres de la vida: los pequeños gestos que nos hacen sonreír cada día.
Hace unas semanas viví un acontecimiento que me marcó y porsupuesto no me dejó indiferente. Producto de eso recurrí y pedí ayuda a las personas más importantes en mi vida: Mi familia y mis amigos. Debo confesar que esperaba respuesta (si no no lo hubiese hecho) pero me sorprendió la cantidad de apoyo y lo rápido de éste. No sé cómo expresar que en menos de 24 horas más de 17 amigos ya me habían enviado un mail asegurando su aporte y siguen llegado. Lo importante y lo que quiero destacar de esto, no es que mis amigos me apoyaron, si no que las situación que les planteé (sin decorados ni mucho menos, simplemente una situación) los hizo reaccionar y los hizo sin pensar querer aportar. No necesitaron pararse en un programa de televisión y decir lo bueno que son porque aportan, o porque trabajan para el país. Ellos, como hormigas, silenciosamente están dando su granito de arena para algo que espero que sea grande, pero al modo hormiga: sin demostrarle algo a alguien, simplemente logrando algo en conjuto para un bien común.
Me alegraron el día, me alegraron la vida, no se imaginan cómo lloré de emoción cuando vi la respuestas de ustedes. Solo queda esperar que no sean solo palabras en el mail. Aunque por lo ya visto, sé que no será así. ¡GRACIAS!
